2 may 2012

Estudio sobre los personajes femeninos de Deseos


Índice

     I.        Introducción
                     i.        Brétema, una forma de ser

   II.        Clasificación general
                     i.        Excepciones
                    ii.        Características de la clasificación

  III.        Interrelaciones

 IV.        Simbología de nombres

  V.        Personajes femeninos secundarios

 VI.        Conclusión


Introducción
       El presente trabajo pretende ser un estudio sobre los personajes femeninos que aparecen en la obra de Deseos de Marina Mayoral. Para su elaboración se ha optado por una serie de divisiones y subdivisiones para una mayor comprensión. A modo de ilustración podríamos señalar la primera de estas divisiones, la de las mujeres que han salido del pueblo de Brétema y las que permanecen en él. Dentro de ellas es lógico poder ver contraposiciones y semejanzas. 
Se ha cogido el tema de Brétema como eje central ya que proporciona una manera de ver y de ser, que nos ayuda en gran medida a relacionar los dos grandes grupos. Como veremos seguidamente los personajes que desean salir de Brétema, Blanquita, por ejemplo, presentan una visión más liberal de la vida, con sus aventuras amorosas, sus estudios en Pasteur… En cambio, Consuelo, por decir uno de los personajes que se relaciona con la permanencia en Brétema, nos muestra una manera más conservadora y servicial de la vida. Es fácil reconocer estas muestras de servitud en su relación con Juanma y en su oficio de doctora.


Clasificación general
Como hemos dicho anteriormente el tema central de nuestro trabajo será el pueblo de Brétema y la relación que, a través de este, se da entre nuestros personajes.
Introducido el tema debemos pasar a la clasificación central:
Gente que ha salido de Brétema: Constanza, Blanquita, Helena y Blanca.
Gente de Brétema: Consuelo, Amalia, Etelvina, Georgina, Ana Luz, Benilde e Inés.
Es necesario llegado a este punto desmembrar cada personaje con el fin de esclarecer semejanzas y contraposiciones.

Dentro de la gente que ha salido de Brétema nos hemos visto en la necesidad de hacer una subdivisión pertinente: personajes que “quieren quedarse” y personajes que “quieren marcharse”.
De las cuatro personas que encabezan este grupo tenemos que señalar dos en cada subgrupo. Constanza y Blanca en el subgrupo de los personajes que “quieren quedarse” en Brétema y, Helena y Blanca, en los personajes que “quieren marcharse”. Las dos de cada subgrupo contienen elementos semejantes que hacen una mayor relación entre ambas.
Constanza y Blanca se representan por el deseo de quedarse en el pueblo por la tranquilidad que les transmite, además de por sus relaciones amorosas fijas. La clara muestra de esta afirmación, en el caso de Blanca, lo encontramos en la página 46: “Blanca era y es Blanca Loureiro, la farmacéutica que renunció a una brillante carrera para venir a encerrarse en esta pequeña ciudad”.
Helena y Blanquita se representan por la aventura, por la libertad femenina y por el ansia de salir del “lugar que las ahoga”, por eso Blanquita, aun el deseo de Amalia, su madre, de parecerse a Blanca, acabará pareciéndose más a Helena: “Helena de Osorio y Jiménez de Sandoval, hija del marqués de Resende, venía cada año de Estados Unidos” y “era la única que daba por hecho que (Blanquita) saldría de Brétema”.
Es necesario recordar los apuntes sobre Blanquita y Helena que hacen referencia a las ciudades de EEUU y París. Estas dos ciudades representan la idea de libertad y por tanto, creemos que no es baladí su selección.
La distinción clara se da entre los anteriores y la gente de Brétema. A diferencia de las mujeres que han probado suerte en el extranjero, estas, presentan una manera distinta de ver la vida.
Consuelo por ejemplo nos muestra su servidumbre por y para el pueblo, por tanto, otra manera de proyectar la vida.
Amalia, como vemos, vive para su marido y su hija, lo vemos claro en la imagen del desayuno que le realiza con tanto esmero y dedicación como en la página 78: “El aceite que a Dictino le gusta y el tomate rallado lo dejas siempre para el último momento, igual que el pan tostado, para que Dictino no encuentre fresco y crujiente”.
Etelvina podemos arraigarla en el pueblo dado que aparece como la recolectora de todas las biografías de los personajes de Brétema y consigo la historia de sus gentes. Se puede relacionar tanto con Consuelo como con Amalia por su dedicación y su estabilidad en Brétema, aunque no de una manera tan servicial. Su fin último será, como ya hemos dicho, escribir La historia de la Braña. Seguido a este personaje encontramos parte de su familia, sus tías: Ana Luz, Benilde y Georgina. Son las cotillas del pueblo y representan también ese estereotipo clásico de todos los pueblos y con ello su implicación en él.
Inés también podemos verla reconocida en Brétema gracias a Edelmiro, su amor. A diferencia de Helena o Blanquita, Inés deseará construirse una casa, tener hijos y permanecer allí para siempre. Podemos ver las ideas totalmente opuestas.

Después de esta clasificación deberíamos señalar alguna excepción que se da en ambos grupos, una de ellas es la de Constanza y la otra es la de Inés. Podríamos decir que Constanza en algún momento de la novela se ve influenciada por la mentalidad perteneciente al grupo de las que reside en Brétema.
Una mentalidad familiar, tradicional y más conservadora que podemos decir que las otras mujeres del grupo (“las que han salido de Brétema”) no tienen. El otro caso alarmante es Inés, del grupo “autóctono” de Brétema. Al igual que Constanza, Inés tiene peculiaridades que se asemejan bastante con la de Blanquita o Helena. Lógicamente el tema del sexo y de las aventuras sexuales son las que las unen: “Blanquita no puede entender que te vuelva  loca (Inés) acostarte con Miro en el camión”. “El camión me pone, me da morbo, me siento como una chica de roadmovie”.



Interrelaciones personales
En esta novela podemos ver una serie de interrelaciones entre los personajes femeninos ya que para bien o para mal se van influyendo unos a otros.
Haciendo un estudio sobre este asunto vemos que el personaje femenino más influenciado de la novela es Blanquita, pues en ella se reflejan muchos aspectos diferentes de distintas personas como vemos a continuación.
Un caso de interrelaciones es el de Amalia>Blanca>Blanquita>Helena. Amalia como vemos a lo largo de toda la novela siente un amor incondicional por su amiga Blanca Loureiro y la admiraba tanto que quería que su única hija fuera idéntica a ella “Serías farmacéutica en Brétema como lo había sido Blanca. Tu madre la adoraba y te condenó para siempre a ser Blanquita.” (pág. 46, líneas 2-4).
Pero Blanquita a la que de verdad quería parecerse era a Helena “Tú siempre te sentiste más cercana a Helena que a Blanca, entendías su necesidad de abrirse a nuevas experiencias.” (pág. 46, líneas 15-17), en esta cita vemos la clara intención que tenía Blanquita de huir de Brétema para poder conocer nuevos lugares y no quedarse allí estancada, pueblo del que no tiene buen concepto ya que en varias ocasiones nos dice el agobio que siente allí.

Se desesperó con la muerte de Helena porque con ella ve diluirse su posibilidad de abandonar algún día Brétema: “Cuando Helena murió lloraste por ella, pero también por ti misma, porque con Helena desaparecía tu posibilidad de irte a Estados Unidos, aunque sólo fuese en vacaciones.” (pág. 47, líneas 9-12).
Blanquita ve en Brétema como una cárcel en la que no tiene una personalidad única sino que es la sucesora de Blanca la farmacéutica.
Más tarde a Blanquita se le presentó la oportunidad de salir de Brétema gracias a una beca para trabajar en el Instituto Pasteur de París, lugar en el que le quedó una puerta abierta para cuando quisiera “—Si alguna vez quiere trabajar en el Pasteur, mientras yo esté aquí, usted tendrá siempre un puesto.” (pág. 45, líneas 22-23)
Resulta llamativo que los lugares a los que “huyen” las mujeres de la novela que abandonan Brétema son Estados Unidos (Helena) y París (Blanquita), pues ambos lugares son conocidos por sus derechos de libertades y oportunidades, todo lo opuesto a lo que concierne Brétema (véase pág.1 del estudio).
Blanquita no es como las mujeres de Brétema, como hemos visto en la clasificación anterior (véase…), pues su único destino no es casarse con su novio el notario “…habla de casarse como de un proyecto de trabajo, peor, con menos entusiasmo, le apetece más irse a trabajar al Pasteur de París que casarse y vivir con Javier, a veces incluso dice, “si nos casamos”, como algo que no es seguro.” (pág. 167, líneas 2-6).
Del que realmente se supone, según su amiga Inés, que está enamorada es de Héctor Monterroso, con el que mantiene una relación secreta, “Blanquita se pone nerviosa cuando habla de él, nerviosa o excitada, le cambia la expresión…” (pág. 172, 25-27).
Otra interrelación que podemos ver es Constanza>Blanquita, ya que por envidia con su relación con Héctor Monterroso parece actuar como lo haría ella, seduciéndolo, a pesar de tratarse de una “estrecha” de pueblo: “—Pues yo sí tengo compromiso. Un novio con el que es posible que me case o que no, pero en cualquier caso, no quiero que nadie se entere de lo que hago contigo.” (pág. 121, líneas 34-36)
También se puede asociar la forma directa con la que sedujo a Héctor Monterroso “— ¿Tomamos la última en mi apartamento?” (pág. 120, línea 36), con la que su madre, Amalia, sedujo o, como dicen en el libro exageradamente, “violó” a Dictino.
Por otro lado podemos decir que hay influencia de Constanza en Amalia y Blanquita (madre e hija) ya que ambas acaban pareciéndose cada vez más a ella, Blanquita como ya hemos visto antes y Amalia cambia su forma de ser para así poder de disfrutar de los placeres de la vida “Se alisa con la mano el camisón de raso, rojo, de tirantes finos. Si te pasa algo y tienen que llevarte a urgencias qué pasara en el hospital, demasiado escotado para tu edad. ¿Cómo serán los camisones de Constanza?” (pág. 60, líneas 1-5).
Otro personaje en el que podemos ver una cierta influencia es Consuelo, que sentía debilidad por las Beautiful en su juventud “…lo que tú admirabas de un modo casi irracional: eran guapas, tenían estilo, cualquier cosa que se ponían les quedaba bien, y marcaban la moda.” (pág. 29, líneas 23-25), hecho que le llevó a la situación de depresión actual en la que se encuentra, pues creyéndose una de ellas se enamoró de Juanma “No podías dejar de pensar en él ni de quererlo” (pág. 32, línea 22). Sus ansias de poseerle llegaron a tal extremo que en cierta manera enloqueció deseándole cualquier tipo de accidente que le pudiera dar la posibilidad de optar a él “Un accidente que le impidiese seguir cometiendo imprudencias, que lo hiciese más sensato y prudente y lo llevase a aceptar el amor y los cuidados de alguien que lo quería de verdad, que estaba dispuesta a entregarle su vida entera;” (pág. 33, líneas 20-24), accidente que se cumplió convirtiendo ese cuento de hadas en un infierno.
Además Consuelo aparece reflejada en Antonia, la madre de Miguel, pues ambas son mujeres maltratadas por sus maridos, con los cuales se casaron estando muy enamoradas y ambos fallecen por causas extrañas, “Pensaste que las dos son unas víctimas, víctimas de un marido maltratador.” (pág. 252, líneas 20-22)

La última interrelación que citaremos será la de Helena>Blanca en el asunto de Germán, ya que aunque Helena lo tuviera todo, no tenía lo que más deseaba, que su amor fuera correspondido por lo que ansiando que fuera suyo llega a mentirle sobre su amiga para que no interfiriera entre ellos, ya que sabía los sentimientos que tenía Germán hacia Blanca. Aunque al final se sinceró con su amiga.
 “Me he portado como una cabrona, Blanca. He jugado tan sucio que me da vergüenza confesarlo. Le dije que te ibas con mi padre a América y él se puso tan blanco que creí que se desmayaba…” (pág. 229, líneas 23-26). Por lo que vemos que los celos que sentía por su amiga le influyeron para cambiar su forma de ser en ese momento.



Los nombres propios
Los nombres propios, no en todos los casos, parecen estar ligados por su simbología a la personalidad o vida de los personajes femeninos de la novela.
El nombre propio en esta novela es de vital importancia ya que, ya sea en el caso de los personajes femeninos o en el de los masculinos, es el encargado de dotar de título a cada capítulo que compone el libro.
En el caso de Consuelo viene del latín "consolatio", alivio, la consoladora. Es curioso que este nombre pertenezca a ella concretamente, pues no deseaba otra cosa que poder consolar a su amado cuando éste sufriera el tan imaginado y al fin realizado accidente, aunque no esperaba el precio que iba a pagar por ello.
En el caso de Constanza significa constante, perseverante y la verdad es que sí que lo es, por lo menos, en la familia de los Monterroso, pues ha tenido relaciones con las tres generaciones de hombres.
El nombre de Inés se refiere a algo casto y puro, encajando así en un personaje que no es precisamente ese prototipo, más bien sería algo irónico, refiriéndome con esto a las relaciones esporádicas que tenía con Miro en su camión “—El camión me pone, me da morbo, me siento como una chica roadmovie.” (pág. 165, líneas 22-23).



Personajes secundarios femeninos
En la novela dos personajes como son Blanca y Helena no aparecen citados como título de capítulo pero eso no quiere decir que no sean principales, pues ellas son tan importantes como los que aparecen como titulares.
Hay pocos personajes secundarios femeninos en la novela, porque los pocos que hay carecen por completo de importancia en cuanto a la trama de la novela, además que no aparecen en repetidas ocasiones.
Según nuestro punto de vista, el único personaje secundario que interviene de forma activa en la trama de la novela es Antonia, la madre de Miguel, ya que se involucra en las declaraciones confusas para cubrir a Beloso, el médico, que no se encontraba en su puesto de trabajo en sus horas de guardia.


Conclusión
Respecto a los personajes femeninos hemos visto una cierta visión de miedo en referencia al hombre al que hay que ser sumisa y depender de él (sobre todo las que no han salido de Brétema, véase clasificación principal, pág.1).

Estos indicios han sido sacados a raíz de unas citas bibliográficas extraídas del mismo libro, como en esta de Constanza que, en el cementerio, habla con su difunto marido, Pedro, de un modo peculiar: “Esa fue mi primera y única decisión contigo, después tú tomaste las riendas, porque estabas acostumbrado a mandar y no ibas a cambiar a los ochenta, pero no es un reproche, Pedro. Me diste mucho más de lo que esperaba y de lo que cualquier mujer en mis circunstancias hubiera esperado, y por eso no te mentí nunca, ni vivo ni muerto…” (pág. 203, líneas 8-13).

Otro es el caso de la madre de Inés al enterarse de que su hija está saliendo con un camionero (Edelmiro): “-¡Un camionero! A ver si te pasa como doña Amalia, o peor. Al final Dictino se casó con ella”. (pág.160, líneas 1-2). “Así que tú ándate con cuidado, que los hombres, en cuanto tienen una oportunidad, salen por donde salen y las que perdemos siempre somos las mujeres”. (pág.160, líneas 30-33).

Destaca las pocas descripciones físicas de los personajes femeninos pudiéndose llegar a entender que la escritora  sitúa en un segundo lugar lo físico de lo que se cuenta y la manera de ser.