Índice
I.
Introducción
i.
Brétema,
una forma de ser
II.
Clasificación
general
i.
Excepciones
ii.
Características
de la clasificación
III.
Interrelaciones
IV.
Simbología
de nombres
V.
Personajes
femeninos secundarios
VI.
Conclusión
Introducción
El presente trabajo pretende ser un
estudio sobre los personajes femeninos que aparecen en la obra de Deseos de Marina Mayoral. Para su
elaboración se ha optado por una serie de divisiones y subdivisiones para una
mayor comprensión. A modo de ilustración podríamos señalar la primera de estas
divisiones, la de las mujeres que han salido del pueblo de Brétema y las que
permanecen en él. Dentro de ellas es lógico poder ver contraposiciones y
semejanzas.
Se ha cogido el tema de Brétema como eje
central ya que proporciona una manera de ver y de ser, que nos ayuda en gran
medida a relacionar los dos grandes grupos. Como veremos seguidamente los
personajes que desean salir de Brétema, Blanquita, por ejemplo, presentan una
visión más liberal de la vida, con sus aventuras amorosas, sus estudios en
Pasteur… En cambio, Consuelo, por decir uno de los personajes que se relaciona
con la permanencia en Brétema, nos muestra una manera más conservadora y
servicial de la vida. Es fácil reconocer estas muestras de servitud en su
relación con Juanma y en su oficio de doctora.
Clasificación general
Como
hemos dicho anteriormente el tema central de nuestro trabajo será el pueblo de
Brétema y la relación que, a través de este, se da entre nuestros personajes.
Introducido el tema debemos
pasar a la clasificación central:
- Gente
que ha salido de Brétema: Constanza,
Blanquita, Helena y Blanca.
- Gente
de Brétema: Consuelo, Amalia, Etelvina, Georgina, Ana Luz, Benilde e Inés.
Es
necesario llegado a este punto desmembrar cada personaje con el fin de
esclarecer semejanzas y contraposiciones.
Dentro de la gente que ha salido de Brétema
nos hemos visto en la necesidad de hacer una subdivisión pertinente: personajes
que “quieren quedarse” y personajes que “quieren marcharse”.
De las cuatro personas que encabezan este
grupo tenemos que señalar dos en cada subgrupo. Constanza y Blanca en el
subgrupo de los personajes que “quieren quedarse” en Brétema y, Helena y
Blanca, en los personajes que “quieren marcharse”. Las dos de cada subgrupo
contienen elementos semejantes que hacen una mayor relación entre ambas.
Constanza y Blanca se representan por el
deseo de quedarse en el pueblo por la tranquilidad que les transmite, además de
por sus relaciones amorosas fijas. La clara muestra de esta afirmación, en el
caso de Blanca, lo encontramos en la página 46: “Blanca era y es Blanca
Loureiro, la farmacéutica que renunció a una brillante carrera para venir a
encerrarse en esta pequeña ciudad”.
Helena y Blanquita se representan por la
aventura, por la libertad femenina y por el ansia de salir del “lugar que las
ahoga”, por eso Blanquita, aun el deseo de Amalia, su madre, de parecerse a
Blanca, acabará pareciéndose más a Helena: “Helena de Osorio y Jiménez de
Sandoval, hija del marqués de Resende, venía cada año de Estados Unidos” y “era
la única que daba por hecho que (Blanquita) saldría de Brétema”.
Es necesario recordar los apuntes sobre
Blanquita y Helena que hacen referencia a las ciudades de EEUU y París. Estas
dos ciudades representan la idea de libertad y por tanto, creemos que no es
baladí su selección.
La distinción clara se da entre los
anteriores y la gente de Brétema. A diferencia de las mujeres que han probado
suerte en el extranjero, estas, presentan una manera distinta de ver la vida.
Consuelo por ejemplo nos muestra su
servidumbre por y para el pueblo, por tanto, otra manera de proyectar la vida.
Amalia, como vemos, vive para su marido y su
hija, lo vemos claro en la imagen del desayuno que le realiza con tanto esmero
y dedicación como en la página 78: “El aceite que a Dictino le gusta y el
tomate rallado lo dejas siempre para el último momento, igual que el pan
tostado, para que Dictino no encuentre fresco y crujiente”.
Etelvina podemos arraigarla en el pueblo dado
que aparece como la recolectora de todas las biografías de los personajes de
Brétema y consigo la historia de sus gentes. Se puede relacionar tanto con
Consuelo como con Amalia por su dedicación y su estabilidad en Brétema, aunque
no de una manera tan servicial. Su fin último será, como ya hemos dicho,
escribir La historia de la Braña. Seguido
a este personaje encontramos parte de su familia, sus tías: Ana Luz, Benilde y
Georgina. Son las cotillas del pueblo y representan también ese estereotipo
clásico de todos los pueblos y con ello su implicación en él.
Inés también podemos verla reconocida en
Brétema gracias a Edelmiro, su amor. A diferencia de Helena o Blanquita, Inés
deseará construirse una casa, tener hijos y permanecer allí para siempre.
Podemos ver las ideas totalmente opuestas.
Después de esta clasificación deberíamos
señalar alguna excepción que se da en ambos grupos, una de ellas es la de
Constanza y la otra es la de Inés. Podríamos decir que Constanza en algún
momento de la novela se ve influenciada por la mentalidad perteneciente al
grupo de las que reside en Brétema.
Una mentalidad familiar, tradicional y más
conservadora que podemos decir que las otras mujeres del grupo (“las que han
salido de Brétema”) no tienen. El otro caso alarmante es Inés, del grupo
“autóctono” de Brétema. Al igual que Constanza, Inés tiene peculiaridades que
se asemejan bastante con la de Blanquita o Helena. Lógicamente el tema del sexo
y de las aventuras sexuales son las que las unen: “Blanquita no puede entender
que te vuelva loca (Inés) acostarte con
Miro en el camión”. “El camión me pone, me da morbo, me siento como una chica
de roadmovie”.
Interrelaciones
personales
En
esta novela podemos ver una serie de interrelaciones entre los personajes
femeninos ya que para bien o para mal se van influyendo unos a otros.
Haciendo un estudio sobre este asunto vemos
que el personaje femenino más influenciado de la novela es Blanquita, pues en
ella se reflejan muchos aspectos diferentes de distintas personas como vemos a
continuación.
Un caso de interrelaciones es el de
Amalia>Blanca>Blanquita>Helena. Amalia como vemos a lo largo de toda
la novela siente un amor incondicional por su amiga Blanca Loureiro y la
admiraba tanto que quería que su única hija fuera idéntica a ella “Serías
farmacéutica en Brétema como lo había sido Blanca. Tu madre la adoraba y te
condenó para siempre a ser Blanquita.” (pág. 46, líneas 2-4).
Pero Blanquita a la que de verdad quería
parecerse era a Helena “Tú siempre te sentiste más cercana a Helena que a
Blanca, entendías su necesidad de abrirse a nuevas experiencias.” (pág. 46,
líneas 15-17), en esta cita vemos la clara intención que tenía Blanquita de
huir de Brétema para poder conocer nuevos lugares y no quedarse allí estancada,
pueblo del que no tiene buen concepto ya que en varias ocasiones nos dice el
agobio que siente allí.
Se desesperó con la muerte de Helena porque
con ella ve diluirse su posibilidad de abandonar algún día Brétema: “Cuando
Helena murió lloraste por ella, pero también por ti misma, porque con Helena
desaparecía tu posibilidad de irte a Estados Unidos, aunque sólo fuese en
vacaciones.” (pág. 47, líneas 9-12).
Blanquita ve en Brétema como una cárcel en la
que no tiene una personalidad única sino que es la sucesora de Blanca la
farmacéutica.
Más tarde a Blanquita se le presentó la
oportunidad de salir de Brétema gracias a una beca para trabajar en el
Instituto Pasteur de París, lugar en el que le quedó una puerta abierta para
cuando quisiera “—Si alguna vez quiere trabajar en el Pasteur, mientras yo esté
aquí, usted tendrá siempre un puesto.” (pág. 45, líneas 22-23)
Resulta llamativo que los lugares a los que
“huyen” las mujeres de la novela que abandonan Brétema son Estados Unidos
(Helena) y París (Blanquita), pues ambos lugares son conocidos por sus derechos
de libertades y oportunidades, todo lo opuesto a lo que concierne Brétema
(véase pág.1 del estudio).
Blanquita no es como las mujeres de Brétema,
como hemos visto en la clasificación anterior (véase…), pues su único destino
no es casarse con su novio el notario “…habla de casarse como de un proyecto de
trabajo, peor, con menos entusiasmo, le apetece más irse a trabajar al Pasteur
de París que casarse y vivir con Javier, a veces incluso dice, “si nos
casamos”, como algo que no es seguro.” (pág. 167, líneas 2-6).
Del que realmente se supone, según su amiga
Inés, que está enamorada es de Héctor Monterroso, con el que mantiene una
relación secreta, “Blanquita se pone nerviosa cuando habla de él, nerviosa o
excitada, le cambia la expresión…” (pág. 172, 25-27).
Otra interrelación que podemos ver es
Constanza>Blanquita, ya que por envidia con su relación con Héctor
Monterroso parece actuar como lo haría ella, seduciéndolo, a pesar de tratarse
de una “estrecha” de pueblo: “—Pues yo sí tengo compromiso. Un novio con el que
es posible que me case o que no, pero en cualquier caso, no quiero que nadie se
entere de lo que hago contigo.” (pág. 121, líneas 34-36)
También se puede asociar la forma directa con
la que sedujo a Héctor Monterroso “— ¿Tomamos la última en mi apartamento?”
(pág. 120, línea 36), con la que su madre, Amalia, sedujo o, como dicen en el
libro exageradamente, “violó” a Dictino.
Por otro lado podemos decir que hay
influencia de Constanza en Amalia y Blanquita (madre e hija) ya que ambas
acaban pareciéndose cada vez más a ella, Blanquita como ya hemos visto antes y
Amalia cambia su forma de ser para así poder de disfrutar de los placeres de la
vida “Se alisa con la mano el camisón de raso, rojo, de tirantes finos. Si te
pasa algo y tienen que llevarte a urgencias qué pasara en el hospital,
demasiado escotado para tu edad. ¿Cómo serán los camisones de Constanza?” (pág.
60, líneas 1-5).
Otro personaje en el que podemos ver una
cierta influencia es Consuelo, que sentía debilidad por las Beautiful en su
juventud “…lo que tú admirabas de un modo casi irracional: eran guapas, tenían
estilo, cualquier cosa que se ponían les quedaba bien, y marcaban la moda.”
(pág. 29, líneas 23-25), hecho que le llevó a la situación de depresión actual
en la que se encuentra, pues creyéndose una de ellas se enamoró de Juanma “No
podías dejar de pensar en él ni de quererlo” (pág. 32, línea 22). Sus ansias de
poseerle llegaron a tal extremo que en cierta manera enloqueció deseándole
cualquier tipo de accidente que le pudiera dar la posibilidad de optar a él “Un
accidente que le impidiese seguir cometiendo imprudencias, que lo hiciese más
sensato y prudente y lo llevase a aceptar el amor y los cuidados de alguien que
lo quería de verdad, que estaba dispuesta a entregarle su vida entera;” (pág.
33, líneas 20-24), accidente que se cumplió convirtiendo ese cuento de hadas en
un infierno.
Además Consuelo aparece reflejada en Antonia,
la madre de Miguel, pues ambas son mujeres maltratadas por sus maridos, con los
cuales se casaron estando muy enamoradas y ambos fallecen por causas extrañas,
“Pensaste que las dos son unas víctimas, víctimas de un marido maltratador.”
(pág. 252, líneas 20-22)
La última interrelación que citaremos será la
de Helena>Blanca en el asunto de Germán, ya que aunque Helena lo tuviera
todo, no tenía lo que más deseaba, que su amor fuera correspondido por lo que
ansiando que fuera suyo llega a mentirle sobre su amiga para que no
interfiriera entre ellos, ya que sabía los sentimientos que tenía Germán hacia
Blanca. Aunque al final se sinceró con su amiga.
“Me he
portado como una cabrona, Blanca. He jugado tan sucio que me da vergüenza
confesarlo. Le dije que te ibas con mi padre a América y él se puso tan blanco
que creí que se desmayaba…” (pág. 229, líneas 23-26). Por lo que vemos que los
celos que sentía por su amiga le influyeron para cambiar su forma de ser en ese
momento.
Los
nombres propios
Los
nombres propios, no en todos los casos, parecen estar ligados por su simbología
a la personalidad o vida de los personajes femeninos de la novela.
El nombre propio en esta novela es de vital
importancia ya que, ya sea en el caso de los personajes femeninos o en el de
los masculinos, es el encargado de dotar de título a cada capítulo que compone
el libro.
En el caso de Consuelo viene del latín
"consolatio", alivio, la consoladora. Es curioso que este nombre
pertenezca a ella concretamente, pues no deseaba otra cosa que poder consolar a
su amado cuando éste sufriera el tan imaginado y al fin realizado accidente,
aunque no esperaba el precio que iba a pagar por ello.
En el caso de Constanza significa constante,
perseverante y la verdad es que sí que lo es, por lo menos, en la familia de
los Monterroso, pues ha tenido relaciones con las tres generaciones de hombres.
El nombre de Inés se refiere a algo casto y
puro, encajando así en un personaje que no es precisamente ese prototipo, más
bien sería algo irónico, refiriéndome con esto a las relaciones esporádicas que
tenía con Miro en su camión “—El camión me pone, me da morbo, me siento como
una chica roadmovie.” (pág. 165, líneas 22-23).
Personajes
secundarios femeninos
En
la novela dos personajes como son Blanca y Helena no aparecen citados como
título de capítulo pero eso no quiere decir que no sean principales,
pues ellas son tan importantes como los que aparecen como titulares.
Hay pocos personajes secundarios femeninos en
la novela, porque los pocos que hay carecen por completo de importancia en
cuanto a la trama de la novela, además que no aparecen en repetidas ocasiones.
Según nuestro punto de vista, el único
personaje secundario que interviene de forma activa en la trama de la novela es
Antonia, la madre de Miguel, ya que se involucra en las declaraciones confusas
para cubrir a Beloso, el médico, que no se encontraba en su puesto de trabajo
en sus horas de guardia.
Conclusión
Respecto
a los personajes femeninos hemos visto una cierta visión de miedo en referencia
al hombre al que hay que ser sumisa y depender de él (sobre todo las que no han
salido de Brétema, véase clasificación principal, pág.1).
Estos indicios han sido sacados a raíz de
unas citas bibliográficas extraídas del mismo libro, como en esta de Constanza
que, en el cementerio, habla con su difunto marido, Pedro, de un modo peculiar:
“Esa fue mi primera y única decisión contigo, después tú tomaste las riendas,
porque estabas acostumbrado a mandar y no ibas a cambiar a los ochenta, pero no
es un reproche, Pedro. Me diste mucho más de lo que esperaba y de lo que
cualquier mujer en mis circunstancias hubiera esperado, y por eso no te mentí
nunca, ni vivo ni muerto…” (pág. 203, líneas 8-13).
Otro es el caso de la madre de Inés al
enterarse de que su hija está saliendo con un camionero (Edelmiro): “-¡Un
camionero! A ver si te pasa como doña Amalia, o peor. Al final Dictino se casó
con ella”. (pág.160, líneas 1-2). “Así que tú ándate con cuidado, que los
hombres, en cuanto tienen una oportunidad, salen por donde salen y las que
perdemos siempre somos las mujeres”. (pág.160, líneas 30-33).
Destaca las pocas descripciones físicas de
los personajes femeninos pudiéndose llegar a entender que la escritora sitúa en un segundo lugar lo físico de lo que
se cuenta y la manera de ser.